Un verdadero Apocalipsis se paseaba por las calles de Caracas
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| Metro de Caracas |
SIN LUZ EN EL CAMINO
En la actualidad todos pasamos cientos de horas al año frente a la computadora, ya sea por motivos laborales o por vil y común divertimento. Sea cual sea tu situación no tiene nada malo. Sin embargo, cuando estas ahí, sentado frente a la pantalla, jugando a perseguir las teclas del teclado e inesperadamente todo se pone negro y deja de funcionar, sabes que algo anda mal y que es posible que se ponga peor.
Alguna expresión arriesgada del castellano puede acompañar tal suceso, pero nada te preparará para lo que tienes que vivir si tienes que salir a la calle en medio de un corte eléctrico. Como ya es costumbre para muchos venezolanos otra falla en el sistema eléctrico afectó a la Ciudad de Caracas, como no es la primera vez que sucede, es muy posible que puedas imaginar como uno a uno van colapsando los complejos sistemas que controlan la ciudad.
Uno de los más afectados es el control del transito, por ser esta un metrópoli de grandes envergaduras, existen millones de semáforos que de manera infatigable intentan poner un poco de orden en el neurótico caos que nos afecta en las denominadas horas pico.
Imagínate entonces, que estos señores multicolores dejaron de funcionar con toda lógica el día que Caracas quedó sin luz, así como también los hizo el sistema de trenes subterráneos, que alivia la congestión sobre la superficie.
Ese día tuve más suerte que algunos, pues todo lo que viví lo hice desde el carro y en plena calle. Si es cierto, dure horas estacionada, sin más remedio ni consuelo que aceptar la realidad, pero otros si se las vieron verdaderamente negras. Muchos ni si quieran lograron salir de los estacionamientos donde se encontraban sus automóviles, pero sin lugar a dudas lo más afectados fueron las personas de a pie.
Y literalmente a pie andaba la gente ese día, miles se lanzaron a las calles, sin perdonar vías rápidas o los estacionamientos improvisados de carros que se encontraban en ellas, canales completos de las vías eran ocupados por transeúntes, marchaban unos detrás de otro, más rápido o lento, resignados o molestos, grandes y chicos, todos por igual tal cual legiones romanas caminaban con el único objetivo de llegar a casa.
El transporte colectivo también disfruto de espectáculos de abarrotamiento y caos, ni un alma más cabía en el autobús que se encontraba al lado de mi carro, eso era un sauna sobre ruedas, manos, espaldas, brazos, cabezas, maletines, chaquetas, carteras, todos por igual formaban un collage de formas dentro de ese transporte humano, por eso tales imágenes aseguro o que corrí con mejor suerte que muchos.
Mujeres llevaban los tacones en las manos y descalzas barrían el piso, padres llevaban a sus hijos sobre hombros, alguno que otro sentado, descansaba en la orilla de la acera y otros guindaban apenas agarrados con una sola mano de la puerta del autobús.
Un caos propio de un verdadero Apocalipsis se paseaba por las calles de Caracas, en unos casos resignado y en otro maldiciendo, a veces iba acompañado como creando aventuras en una selva de cemento, a diferencia de otros momentos donde desorientado repetía los pasos de quien llevara al lado.
Un Apocalipsis para muchos, provocado por pocos. Pocos que no tienen nombre, porque en alocuciones y declaraciones se quitaron las culpas, y las repartieron entre los cuarenta años de democracia que según ellos causaron todos los males que después de 12 años siguen afectando a todos.
Vídeo Aficionado
Caos en el Metro de Caracas durante uno de los apagones en la Ciudad de Caracas
