sábado, 14 de mayo de 2011

Crónica / LA LLAMADA VITAL



Sin él no puedo sobrevivir un solo día



LA LLAMADA VITAL

Salí de casa ese día apurada,  la noche anterior olvide colocar el despertador y a la mañana siguiente desperté de milagro producto del ruido citadino del nuevo día. Brinque de la cama, tome un baño veloz, mientras el teléfono sonaba a reventar, era de la oficina, requerían mi presencia inmediata, y yo todavía en paño tratando de seleccionar la ropa que me colocaría.

Tome un conjunto gris, ese que sabía combinar de memoria para no perder mucho tiempo, mientras recogía de la mesa el proyecto en el que había trabajado los últimos meses, el café recién colado caía de la cafetera automática que mis papas me habían regalado para navidad, ellos sabían que muchas veces me olvidaba de comer y hasta de tomarme una taza de café por cumplir con mi trabajo. 

Serví el elixir revitalizador en una taza para llevar, abrí la puerta y llame el ascensor a toda velocidad. Se abrieron la puertas marqué planta baja, y antes de que estas cerraran de nuevo me percate que había olvidado mi teléfono celular, corrí dentro del apartamento, no podía irme sin el, sin él no puedo sobrevivir un sólo día.

Ya en el carro, cual meteoro aceleré, la calles cercanas mostraban cierta fluidez, que emoción pronto llegaría a la oficina y dejaría de sonar el teléfono. Sin embargo, mi alegría no duro mucho apenas decanté en la autopista la cola era un verdadero caos. Aparentemente, todos los conductores iban tarde igual que yo, los automóviles parecían tanques de guerra que reclamaban espacio a diestra y siniestra.

Los motorizados no ayudaban, como toros iracundos a toda velocidad pasaban por mi lado, obstruyéndome el paso para cambiarme de canal.  Era muy tarde, las agujas del reloj infatigables se movían a toda velocidad. Por la radio, describían el tráfico como un estacionamiento. El canal contiguo se movía más rápido, así que decidí bajar el vidrio y sacar la mano para pedir paso.

Para mi sorpresa, un motorizado de detuvo un me ayudo a cambiar de canal,  le sonreí amablemente termine de enderezar el carro en mi nuevo lugar, cuando iba a subir el vidrio el motorizado estaba de nuevo a mi lado, sólo que esta vez sus intenciones no eran ayudarme, el arma que apuntaba hacia mi así lo demostraba.

Justo en ese instante, sonó el celular, el hombre afincó sobre la puerta y lo tomó mientras yo de igual forma intentaba llegar a él, nuestra manos iniciaron una pugna por el aparato, hasta que algo caliente ardía en mi estomagó, solté el teléfono y lleve mi mano al estómago.
Poco a poco mi vista se nublo, mis brazos se entumecieron y empecé a sentirme muy cansada. No se que sucedió luego, solo se que de un momento la herida ya no me causaba dolor, ni me costaba respirar. Lo que dije esta mañana era cierto. No puedo sobrevivir un solo día sin mi teléfono celular. 


Vídeo Aficionado
Motorizados en la Autopista Francisco Fajardo
Caracas, Venezuela 

Crónica / NÁUFRAGOS EN LA CIUDAD

El exceso de agua enfatizaba su presencia, desapareciendo los cauchos de los carros en sus profundidades



NÁUFRAGOS EN LA CIUDAD

Una semana que debe ser dedicada a la reflexión y  la oración, a la práctica en familia de la caridad y a elevar el agradecimiento hacia con el Dios Hijo por sacrificarse en la cruz para liberarnos de todos nuestros pecados. Esa es la definición que la iglesia católica le ha dado a la celebración de la Semana Santa.

Sin embargo, para el venezolano es una de las semanas más esperadas en todo el año y no por su gran valor religioso, sino porque significa playa, bonche y diversión. Por su puesto, no niego que existan millones de venezolanos que si cumplan con el proceso litúrgico religioso, pero sin lugar a dudas muchos si van más allá o en otra dirección de ese significado.

¿Como  puedo asegurar eso? Como toda buena amiga, le hice el favor a una de ellas de llevarla a una conocida estación de autobuses, esta se iría unos cuantos días fuera de Caracas a disfrutar de la Semana Santa. Así que después de recibir su solicitud de ayuda de ayuda en requerimiento d un transporte tomé mi automóvil y me dirigí a su casa.

Con expectativa, salí de mi residencia pues quería disfrutar del fenómeno que sucede año tras año en esta ciudad. Un fenómeno que recibo con absoluto beneplácito, y que no es más que la descongestión total de las vías de transporte. La gente evapora, los carros pueden transitar a sus agachas por calles y avenidas. Existe una especie de paz vehicular ausente la mayor parte del calendario citadino.

Pero lo que más demuestra el éxodo de temporadistas durante la Semana Mayor, es la perfecta y absoluta armonía que se respira en la Autopista Francisco Fajardo. Sus tres canales se transforman en un mar abierto para el conductor, a donde voltees, hay espacio para navegar, sólo uno que otro carro en el horizonte te recuerda que no estas solo.

            Mientras tanto, el automóvil recuerda velocidades que durante muchos días había sido obligado a olvidar, como un prisionero en una celda de condena. El motor respira otros aires e incluso la velocidad se cuela por los vidrios que abajo reposan, a diferencia de otros días que funcionan como barreras protectoras, imitando tal cual a la muralla china. Sólo que en la ciudad y en estos tiempos, los vidrios nos protegen del hampa común, que en dos ruegas azotan las autopistas y calles.

            Un verdadero sueño hecho realidad, lástima que este año, el disfrute fuera interrumpido por las constantes precipitaciones, que hicieron del área vehicular un verdadero mar, y no en un sentido metafórico.  El agua rebosaba las avenidas, se montaba por las ceras, con el impulso de los carros creaba olas que llegaban más allá de lo que los peatones desearían.

             A pesar que la ciudad era un Paraíso, cargado de paz y soledad, las nubes grises lo cubrieron y no sólo porque la lluvia no descanso durante semana santa, sino porque en efecto, pude comprobar como el cuidado de los desagües y cañerías fue olvidado por los gobernantes  de estos dominios. El problema no era la lluvia, dentro de todo fungió como refrescante natural para ciudad, el problema era el exceso de agua que enfatizaba su presencia, desapareciendo los cauchos de los carros en sus profundidades. Muchos carros naufragaron y otros cuantos prefirieron no alejarse del puerto para prevenir la suerte que corrieron algunos otros aventureros.  
Vídeo Aficionado
Lluvias sobre Caracas

viernes, 13 de mayo de 2011

Crónica / SIN LUZ EN EL CAMINO

Un verdadero Apocalipsis se paseaba por las calles de Caracas

Metro de Caracas

SIN LUZ EN EL CAMINO


En la actualidad todos pasamos cientos de horas al año frente a la computadora, ya sea por motivos laborales o por vil y común divertimento.  Sea cual sea tu situación no tiene nada malo. Sin embargo, cuando estas ahí, sentado frente a la pantalla, jugando a perseguir las teclas del teclado e inesperadamente todo se pone negro y deja de funcionar, sabes que algo anda mal y que es posible que se ponga peor. 


Alguna expresión arriesgada del castellano puede acompañar tal suceso, pero nada te preparará para lo que tienes que vivir si tienes que salir a la calle en medio de un corte eléctrico. Como ya es costumbre para muchos venezolanos otra falla en el sistema eléctrico afectó a la Ciudad de Caracas, como no es la primera vez que sucede, es muy posible que puedas imaginar como uno a uno van colapsando los complejos sistemas que controlan la ciudad.

Uno de los más afectados es el control del transito, por ser esta un metrópoli de grandes envergaduras,  existen millones de semáforos que de manera infatigable intentan poner un poco de orden en el neurótico caos que nos afecta en las denominadas horas pico.

Imagínate entonces, que estos señores multicolores dejaron de funcionar con toda lógica el día que Caracas quedó sin luz, así como también los hizo el sistema de trenes subterráneos, que alivia la congestión sobre la superficie.

Ese día tuve más suerte que algunos, pues todo lo que viví lo hice desde el carro y en plena calle. Si es cierto, dure horas estacionada, sin más remedio ni consuelo que aceptar la realidad, pero otros si se las vieron verdaderamente negras. Muchos ni si quieran lograron salir de los estacionamientos donde se encontraban sus automóviles,  pero sin lugar a dudas lo más afectados fueron las personas de a pie.

Y literalmente a pie andaba la gente ese día, miles se lanzaron a las calles, sin perdonar vías rápidas o los estacionamientos improvisados de carros que se encontraban en ellas, canales completos de las vías eran ocupados por transeúntes, marchaban unos detrás de otro, más rápido o lento, resignados o molestos, grandes y chicos, todos por igual tal cual legiones romanas caminaban con el único objetivo de llegar a casa.

El transporte colectivo también disfruto de espectáculos de abarrotamiento y caos, ni un alma más cabía en el autobús que se encontraba al lado de mi carro, eso era un sauna sobre ruedas, manos, espaldas, brazos, cabezas, maletines, chaquetas, carteras, todos por igual formaban un collage de formas dentro de ese transporte humano, por eso tales imágenes aseguro o que corrí con mejor suerte que  muchos. 

Mujeres llevaban los tacones en las manos y descalzas barrían el piso, padres llevaban a sus hijos sobre hombros, alguno que otro sentado, descansaba en la orilla de la acera y otros guindaban apenas agarrados con una sola mano de la puerta del autobús.
Un caos propio de un verdadero Apocalipsis se paseaba por las calles de Caracas, en unos casos resignado y en otro maldiciendo, a veces iba acompañado como creando aventuras en una selva de cemento, a diferencia de otros momentos donde desorientado repetía los pasos de quien llevara al lado.

Un Apocalipsis para muchos, provocado por pocos. Pocos que no tienen nombre, porque en alocuciones y declaraciones se quitaron las culpas, y las repartieron entre los cuarenta años de democracia que según ellos causaron todos los males que después de 12 años siguen afectando a todos.

Vídeo Aficionado
Caos en el Metro de Caracas durante uno de los apagones en la Ciudad de Caracas   



martes, 26 de abril de 2011

Escenarios


“Cualquier espacio vacío se puede tomar 
como un escenario.”

       Peter Brook (Londres, 1925) es un reconocido director de teatro, películas y ópera. Además es uno de los directores más deslumbrantes e influyentes del teatro contemporáneo. En cuanto al manejo del espacio escénico es considerado un verdadero genio. Su nociones del ESCENARIO van mucho más allá de un espacio, rompe las barreras de lo físico y abre un mundo de posibilidades a nivel psicológico que le permiten al espectador involucrase con el universo de los personajes, vivir, respirar, pensar, actuar, jugar y cuanto verbo ejecute el dramaturgo, junto a ellos.

Justamente la  audacia de sus conceptos son los que  nos permiten hacer un paralelismo entre el arte de la escritura en general y el arte del teatro, ambos comparten el tesoro más sagrado de la comunicación humana… la PALABRA
Hace cuatrocientos años le fue posible a un dramaturgo presentar en abierto conflicto los acontecimientos del mundo exterior, los procesos internos de hombres complejos, aislados como individuos. El drama era exposición, confrontación, contradicción que llevaba al análisis, al compromiso, al reconocimiento y finalmente a despertar el entendimiento. El autor tenía un objetivo preciso, humano y social que era el motivo de su búsqueda temática, el motivo de la investigación de sus medios de expresión, el motivo para escribir teatro. Si partimos de la premisa que un escenario es un escenario, la palabra dicha en ese escenario existe, o deja de existir, solo en relación con las tensiones que crea en dicho espacio y dentro de las circunstancias determinadas de ese lugar.
Este hombre fue William Shakespeare, escritor como ninguno, la palabra era una extensión directa de su imaginación, capaz de crear los más grandiosos e inverosímiles escenarios. Su dominio era tal, que cualquier espacio vacío se trasformaba con un parpadeo en un escenario de palabras. Por ende no resulta más obvio otorgarle a las palabras un espacio como este,  donde tomen vida… Escenarios donde se desplacen a diestra a siniestra, donde se retuerzan, se reproduzcan, se sometan, se expandan y maduren. Darles un espacio donde un cenital las bañe con la luz de la crítica y el entendimiento, un lugar donde rompan los límites entre la vida y la muerte, logrando así la eternidad… Eternidad en la que por siempre vivirá su creador.